Mariana Biró, Fundadora y Directora de la Escuela del Sol y Andrés Delich, ex-alumno.
Modesta, silenciosa, pero cuando comienza a hablar Mariana deja ver a la visionaria, la educadora original que sueña con que cada chico en la Argentina tenga la posibilidad de inventar algo, no por el invento en sí sino para que entienda que puede resolver problemas para él y para los demás.
Fundadora de la Escuela Del Sol, un colegio con 52 años de
existencia, orientado a que los chicos
comprendan que si eligen aprender, van a aprender a elegir. Algo muy importante
en la vida.
Ella y su marido lo crearon después de varios años como
docentes. Desde entonces, Mariana apoya la educación Participativa, no Enciclopedista. “En la Escuela Del Sol queremos que egresen
buenas personas”.
Decidida, osada, una mujer que
considera el recreo como la materia más difícil: “En el recreo nadie le dice al chico lo que hay que hacer,
ni lo que hay que decir. Es él frente
a los demás. Y ahí se pone a prueba su capacidad de compartir con otros porque
nadie aprende solo”.
Mariana Biró ha desarrollado
un modelo educativo en el que los chicos aprenden a convivir viviendo y
aprenden a dar más de una respuesta a cualquier inquietud o desafío: “El chico
tiene que proponer al menos cinco formas distintas de hacer o solucionar algo”,
dice mientras extiende su mano y muestra sus dedos.
Todo lo que sea Educación le
parece bueno, llámese Alternativa o de cualquier otra forma; lo importante es
que se tenga en cuenta la Alfabetización en toda su medida, porque de eso
depende la buena comunicación.
Llegó a la Argentina siendo
muy niña, en Hungría dejó a sus treinta y cinco muñecas ubicadas en distintos
hogares y sólo trajo un personaje al que le pedía deseos y se los concedía. Hija única del inventor de la birome,
Mariana ha sabido multiplicar el legado y hacer de la inventiva un camino
maravilloso por el que han transitado más de cinco mil chicos que a lo largo de
los años han pasado por su escuela.
Con respecto a los modelos de
crianza que ella ve actualmente, cree que algunos padres tienen exceso de
consideración por sus hijos: “Hay mucho de ‘pobrecito’ y no les permiten asumir
sus propias responsabilidades, algunas tan elementales como cargar con su propia mochila”.
También piensa que se está confundiendo libertad con libertinaje y
autoridad con autoritarismo. Por otra parte, hay comodidad a la hora de
conseguir logros: “Muchos padres regalan cosas a sus hijos antes que ellos las
pidan”.
Le preguntamos a Mariana por
la Educación Pública en Argentina, que en algún momento llegó a ser un modelo
para toda América Latina y esta fue su respuesta: “La clave está en la
capacitación docente, no sólo que los maestros sepan qué es lo que tienen que
saber los chicos, sino también permitir
que los chicos piensen por su cuenta, no imponer que ‘esto’ es así o se hace así. Puede
haber muchas formas de enseñar el nombre de un río”.
Con su sencillez y buen humor,
Mariana nos contó una lección que aprendió de un alumno: “Era noviembre, hacía
calor, llovía muy fuerte y afuera en el
patio había un chico empapándose; le dije enfáticamente: ‘¡entrá! ¡llueve!’, a
lo que él me miró y contestó exultante: ¡Sí, llueve!”.
Para esta inventora de
inventores, no debe haber un solo modelo de escuela, el sistema debe ser más
abierto y regionalizado, ir a cada lugar y ver qué pasa. “El chico aprende de
lo conocido a lo desconocido, aprende lo que ve y también lo que le dicen, se le debe permitir estar con
más gente, sin forzarlo; que vea
buenos hábitos”.
Hay mucho que aprender de esta
mujer que, además de educadora y
emprendedora, es madre y abuela. Ojalá
podamos recordar esta lección básica:
“Uno tiene cierta cantidad de
energía y la tiene que usar bien”.