Liberar el espíritu
Parar un día el tren de la vida, refugiarse en el campo, lejos de las rutinas establecidas y desocupar la mente, puede ayudar a identificar esas creencias absurdas que nos impiden avanzar en felicidad.
Cada día recibimos todo tipo de instrucciones y sentencias; de la publicidad, de las noticias, de los jefes, de los colegas, de los vecinos, de los amigos, de la pareja y hasta de los desconocidos que nos tiran una que otra frase que se nos puede quedar grabada y retumbar en el corazón si estamos desconectadas de nuestro espíritu.
"Apaga el radio interno", es una expresión muy usada en prácticas de meditación y re programación mental. Es cuestión de firmeza y determinación decidir no escuchar ni ver lo que nos hace daño, claro si lo tenemos identificado.
Es fácil, hay que reconocer las emociones que se nos disparan en determinado lugar, frente a determinadas personas y ante cierto tipo de información. No quedarnos a escuchar críticas o reclamos y mucho menos intentar razonar con quien nos ataca.
Si queremos recobrar el control de nuestro mundo interior, es preciso dejar pasar una o muchas bolas que sean lanzadas con premeditación y mala fe, esquivarlas y dejar que sigan de largo hacia el olvido.
Observarnos desde afuera, descubrir cuál es la principal fuente de distorsión de nuestra alegría, es el primer paso para comenzar a transformar nuestra energía y permitir que se manifieste el amor que permanece escondido y temeroso.
"La desesperación
es el más pequeño
de nuestros errores".
Conde de Lautréamont
Poeta franco-uruguayo
1846 - 1870