Más corazón, menos cerebro.

Si pudiéramos admitir cómo nos sentimos en cada circunstancia de la vida y dejáramos de anteponer la razón o la lógica para resolver nuestras dificultades, podríamos superar mejor los días de confusión. "Sí, estoy triste", "Sí, me siento derrotada", "Sí, tengo miedo", "Sí, me siento perdida", "Sí, no tengo ganas de nada"... Con sólo identificar el sentimiento correcto, podemos iniciar el camino de regreso hacia el equilibrio. Somos seres emocionales que pueden hacer uso de la razón. No obstante, a alguien se le ocurrió decir que eramos seres "racionales" y para hacer honor a esa etiqueta, comenzamos a ocultar los sentimientos y ahí comenzo nuestra desgracia!!! Pero podemos componer las cosas y volver a ubicar el corazón por encima del cerebro, tal y como lo reconoce la propia Ley. Conviene recordar que hasta que un corazón no deja de latir no se determina la m...