Dulcinea Despierta

  ¿Sos de esas mujeres que todavía no sanaron la ruptura con el padre de tus hijos y estás queriendo borrar o destruir su imagen ante los niños? Lo primero que tenés que saber es que para la ley humana eso se llama Obstrucción y Alienación Parental y es un delito. Lo segundo, es que al impedir que tus hijos vean a su padre, les estás causando heridas invisibles que saltan en la adolescencia. Al tener un hijo en común, la figura del padre es algo con lo que vas a tener que convivir por el resto de tu vida. El papá será el papá siempre, vivo o muerto, ausente o presente. Y si vos no te llevás bien con él como pareja, no tenés derecho a obstruir la relación que tu hijo o tu hija necesita tener con él como padre. Al tratar de desdibujar o dañar la imagen del padre a tu hijo o hija y alejarlo, lo que estás logrando es quebrarle uno de los soportes fundamentales de su salud emocional y lo estás lanzando directamente a la ansiedad, la angustia y la depresión. Cientos de niños y niñas medi...

Tal como lo dice aquella canción de La ley, parece que el dolor es lo que nos lleva a elegir la felicidad, siempre y cuando estemos despiertas y no nos conformemos con lo que creemos es nuestro destino. Eso que nos duele es precisamente lo que nos está invitando a accionar para nuestro bienestar.  Si te duele no poder ver a alguien, debes transformar el desapego. Si te duele haber cortado una relación afectiva, debes fortalecer tu amor propio. Si te duele estar sin trabajo, debes valorar el tiempo libre. Justo lo que te causa una herida es lo que te está señalando el aprendizaje.  Los seres humanos fluímos entre el dolor y la dicha, la risa y el llanto, dormir y estar despiertos.  Nuestro día va en ciclos, nuestra vida también. Somos una barca en alta mar pero no tenemos por qué ir a la deriva. Tomá el timón de tu embarcación y salí de la zona del dolor. Aprendé a decir no, a fijar límites y a sacarte de una vez por todas el puñal que alguien te tiene hundido en el coraón...