¿Qué es el Coaching Holístico?

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martes, 5 de agosto de 2014

Los ciclos de la vida

La vida es movimiento; nada permanece estático en el universo ni en nuestro mundo particular; cada día nuestras células van cambiando según el ritmo de nuestra energia. Todo alrededor se mueve, unas cosas más rápido que otras y unas de manera más visible que otras. 

Tenemos funciones automatizadas como el latido del corazón y la respiración que son fundamentales para nuestra supervivencia y nuestro crecimiento, sin embargo tenemos muy poca conciencia de estos dos reguladores naturales que están alineados con la vibración del universo pero que también pueden ser alterados cuando se alteran nuestras emociones.

Pretender que las cosas no cambien o que cambien de un momento para otro es desconocer los procesos de nuestra propia naturaleza y los ciclos de la existencia humana: nacer, crecer, madurar, envejecer y morir.

En cada ciclo de la vida asumimos un rol o varios al mismo tiempo; somos hijos, padres, hermanos, jefes, colaboradores, vecinos, amigos, enemigos. Es la danza maravillosa de la vida que nos introduce en una película propia y en todo momento nos permite elegir con nuestro libre albedrío.

En la medida en que tenemos conciencia del ciclo en el que estamos, tendremos más claras nuestras posibilidades y también nuestras limitaciones, podremos aprovechar mejor las oportunidades en vez de perder tiempo esperando frutos que aún no llegan.

En la dimensión espiritual también avanzamos en ciclos, cada existencia es un ciclo, cada una deja un aprendizaje específico. En una vida aprendemos a dar en otra a recibir; en una a perdonar y en otra a buscar el perdón. No hace falta que recordemos las vidas anteriores, cada existencia nos muestra el legado que traemos y si estamos despiertos, podremos descubrir la asignatura pendiente, aquello que nos falta perfeccionar para alcanzar la verdadera evolución de nuestra alma.

El apego, el orgullo y el miedo nos impiden entender los ciclos y por lo tanto muchos cambios nos toman por sorpresa, cuando en realidad podemos anticiparlos para asumirlos en complacencia. 

Abrir los ojos y ver con humildad quiénes somos y en dónde estamos, nos permite anticipar los cambios en vez de oponer resistencia, lo que hace doloroso el proceso.

Entender que las cosas comienzan y terminan cuando debe ser y no cuando queremos, también nos alivia y nos permite danzar, sin importar qué música nos ofrezca la vida.

"Si la mañana no nos desvela nuevas alegrías, 
y si por la noche no nos queda ninguna esperanza, 
¿vale la pena vestirse y desnudarse?"
Johann Wolfgang Goethe