De nada nos sirve ir de una terapia a otra si no hemos aprendido a mirarnos por dentro; ¿por qué reacciono así? ¿por qué pienso de ésta manera?¿por qué me atraen unas cosas y no otras?¿por qué me quiebro ante determinadas circunstancias?
Nada nos ocurre por casualidad, cada vivencia, cada persona con la que nos cruzamos en la vida tienen un sentido, un para qué.
El nombre, los apellidos, el árbol genealógico, la forma en que fuimos concebidas, esperadas y recibidas al llegar a éste mundo; nuestra infancia, nuestros recuerdos grises y de colores, todo contiene pistas de lo que fuimos y lo que queremos ser.
Carta Astral, Carta Natal, Registros Akáshicos, Horóscopo chino, Lectura del aura, Constelaciones Familiares, Regresiones, Viajes iniciáticos y muchas otras herramientas, sirven para armar nuestro propio rompecabezas pero si no nos miramos de frente y reconocemos los sentimientos no puede haber evolución, solo habrá información.
Cómo nos sentimos frente a la vida, a nuestro propio proyecto de vida, a las relaciones que construimos, a los vínculos que tenemos, a los sueños que dejamos atrás o que estamos empeñadas en lograr.
Son conversaciones internas que deben tener un orden y un propósito: conocernos. Sólo si llegamos a saber que tipo de planta somos podremos elegir bien el terreno, el abono, la época de siembra, el riego, cuando esperar la cosecha y ante todo tener conciencia de los frutos, para que no nos exijamos aquello que no podemos dar.
"Para ver claro,
basta con cambiar
la dirección de la mirada".
Antoine de Saint-Exupéry
Escritor francés
1900 - 1944
