Si pudiéramos admitir cómo nos sentimos en cada circunstancia de la vida y dejáramos de anteponer la razón o la lógica para resolver nuestras dificultades, podríamos superar mejor los días de confusión.
"Sí, estoy triste", "Sí, me siento derrotada", "Sí, tengo miedo", "Sí, me siento perdida", "Sí, no tengo ganas de nada"...
Con sólo identificar el sentimiento correcto, podemos iniciar el camino de regreso hacia el equilibrio.
Somos seres emocionales que pueden hacer uso de la razón.
No obstante, a alguien se le ocurrió decir que eramos seres "racionales" y para hacer honor a esa etiqueta, comenzamos a ocultar los sentimientos y ahí comenzo nuestra desgracia!!!
Pero podemos componer las cosas y volver a ubicar el corazón por encima del cerebro, tal y como lo reconoce la propia Ley.
Conviene recordar que hasta que un corazón no deja de latir no se determina la muerte de una persona, aunque su cerebro haya dejado de funcionar...
Entonces, dejemos de pensar y pensar tanto en todo y quedémonos en silencio escuchando al corazón, entendiendo cuál es la palabra clave para ese momento de dolor: ¿tristeza? ¿angustia? ¿ansiedad? ¿frustración?
Estas palabras no son enfermedades, son sentimientos y como tal, pueden ser transformados naturalmente sin recurrir a químicos artificiales que lo único que hacen es "disfrazar" y aplazar.
Cuando reconocemos un sentimiento, se produce una reacción bioquímica que alivia, el propio organismo brinda los elementos que necesita...
Otro error muy común, además de no saber identificar el sentimiento, es pedirle a otro que nos diga si es "correcto" estar sintiendo esto o aquello.
Y todavía más aberrante aún resulta que "alguien" nos diga lo que si y lo que no debemos sentir...
¡Sentimos y punto! ¡Sentimos y necesitamos expresarlo! ¡Sentimos porque estamos vivas!
Hay que permitirnos expresar los sentimientos sin pasar las cosas por el cerebro, simplemente sentir y transformar aquellos sentimientos que no sean tan benéficos, porque los sentimientos negativos son como vórtices, huracanes internos y si no les damos salida terminan destruyendo a su paso órganos y tejidos.
Si dejamos de analizarlo todo y racionalizarlo todo, vamos a estar mucho más alineadas con nuestra vibración interna real, aquello que está indicando el procesador de emociones.
Para este 2019 que apenas comienza, menos cerebro y más corazón!!!
"La gente se arregla todos los días el pelo, ¿por qué no el corazón?"
Proverbio chino
