Dice la sabiduría popular que las mujeres necesitamos más tiempo para tomar decisiones pero que una vez las tomamos, no damos marcha atrás. Parece muy cierta esta afirmación, aunque también debemos admitir que muchas veces nos arrepentimos de decisiones tomadas.
De todas formas, es mucho más sano tomar decisiones equivocadas que no decidir; eso supone un estado de parálisis, nosotras mismas detenemos el ritmo de nuestra vida cuando dudamos y aplazamos alguna determinación.
Por el contrario, al decidir, liberamos energía, nos quedamos sólo con lo que hemos elegido y así más adelante pensemos distinto, en el momento mismo de la decisión se produce un estado de confort que no tiene comparación con el freno de la incertidumbre.
¿Cuáles decisiones vienes aplazando? ¿Qué estás esperando para tomar ese camino? Nadie en este mundo terrenal puede garantizar nada de nada, vivimos de suposiciones, de ilusiones y de sueños, algunos cosidos con hilos de seda y otros con cadenas y candados.
Haz la lista de las decisiones aplazadas o de difícil resolución y dale salida, verás como todo comienza a fluir.
"El hombre que pretende
verlo todo con claridad
antes de decidir,
nunca decide".
Henry F. Amiel
1821 - 1881
Escritor suizo
